¿Qué es una endodoncia?
El tratamiento de endodoncia (habitualmente llamada desvitalización o matar el nervio de una muela o del diente) se realiza cuando el nervio del diente está afectado, tanto por una caries dental, infección, traumatismo, etc.
¿Qué patologías curamos mediante nuestros tratamientos de endodoncia?
En el tratamiento mediante endodoncia dental se elimina el nervio del diente, tanto el contenido en la pulpa dental como el presente en sus raíces. Es un procedimiento eficaz, con una indicación clara de realizarse en casos como:
- Caries dentales profundas con afectación irreversible de la pulpa.
- Fracturas del diente por traumatismo.
- Antes de realizar una rehabilitación con prótesis fija, en algunos casos específicos.
Sobre todo, queremos resaltar la naturaleza indolora y conservadora del tratamiento mediante endodoncia, ya que permite preservar el diente sin realizar una exodoncia o extracción dental.
¿Cómo se hace una endodoncia?
Tal y como nos gusta aclarar a todos nuestros pacientes antes de realizar una endodoncia, debe pautarse e individualizarse en cada paciente, pero normalmente consta de varios pasos consistentes en:
1. Primero accedemos a la cámara pulpar.
Siempre con anestesia local para evitar cualquier tipo de dolor al paciente, se hace un pequeño orificio en el diente hasta llegar a la pulpa del mismo, mientras se elimina toda la caries del esmalte y la dentina.
2. Eliminamos el nervio presente de la cámara pulpar y las raíces del diente.
Empleamos unos pequeños instrumentos, muy flexibles, llamados limas. Cada lima de endodoncia es de un calibre algo mayor al anterior y con ellas se limpian progresivamente los conductos de forma cuidadosa, eliminándose los restos de pulpa muerta y las bacterias. Junto a las limas, nos valemos de líquidos irrigantes que permiten eliminar la contaminación del conducto a nivel microscópico como complemento a la limpieza mecánica.
En algunos casos empleamos geles quelantes que permiten deslizar mejor las limas.
3. Limpiamos los conductos de las raíces.
Una buena preparación de los conductos puede suponer desde una sola visita a varias visitas, especialmente en los casos donde hay o ha habido una infección lo suficientemente grande como para tratarla en varias sesiones. Cada paciente, cada diente… es un mundo y debemos individualizar cada tratamiento al detalle.
4. Rellenamos los conductos con un material biocompatible.
Tras la instrumentación rellenamos todos los conductos para que no se vuelvan a contaminar.
Para obturar los conductos, el material más empleado es la gutapercha, un material biocompatible, elástico y gomoso derivado del caucho. La gutapercha se dispone en unos conos largos y finos que se van estrechando progresivamente.
La primera punta de gutapercha que se introduce en el conducto instrumentado tiene exactamente el mismo calibre que la última lima que hemos utilizado para preparar la parte final del conducto. Tras mojarla en un cemento también biocompatible, se introduce en el conducto hasta llegar al ápice del diente. Tras esto, compactamos la gutapercha y metemos otra de menor calibre. Actuamos así sucesivamente hasta que todos los conductos del diente estén sellados completamente hasta la corona del mismo.
